Es difícil expresar lo que "el deporte más hermoso del mundo" ó "el juego del hombre" como algunos han denominado al futbol genera. Muchos han hablado de amor debido a que la actividad provoca los sentimientos más extremos que una persona puede sentir. Desde el repudio ejemplificado en los grupos antifutbol que existen en diversos países -principalmente- europeos ó latinoamericanos, hasta las muestras de pasión de los aficionados alrededor del mundo.
En mi caso debo declararme perteneciente a la segunda rama, es decir, entre los que grita y llora cuando gana su equipo predilecto, o lanza algún objeto y rompe algúuno otro cuando pierde. He estado unido al deporte desde los 5 años en que comenzé a jugar. Pasé 18 años jugando hasta que una fuerte lesión me obligó a separarme del campo. Pero mi pasión no ha disminuido, y he podido observar ese sentimiento desde otro punto de vista. Para ello he dedicado muchas horas de mis fines de semana en campos infantiles observando las reacciones de los padres ante los aciertos y errores de sus hijos. Así mismo, he pasado por varios estadios profesionales intentando entender porqué una pequeña pelota es capaz de generar tanta pasión.
Después de haberle dado millones de vueltas al tema, me he dado cuenta de la respuesta que busco difícilmente podrá ser encontrada. Demasiadas variables que dificultan el análisis, y complican encontrar una correlación. Así que sin buscarle más explicaciones, me quedo con la frase de Galeano: "el domingo de futbol es el momento en que el hincha libera todas las frustraciones de la semana" .