lunes, 12 de noviembre de 2007

Bananas por doquier



Hoy me siento más afortunado que cualquier otro día. Y es que tuve la oportunidad, qué decir oportunidad, el honor de conocer a Carlos M. Flores (importante manejar la "M"). Y, ¿quién es Carlos M. Flores? Bueno, pues la respuesta -mis queridos amigos- es muy simple. El señor Carlos M. Flores es un diputado de un país como el nuestro; de una nación ubicada al sur de la nuestra, y que podría comunmente suele ser denominada "bananera". Y aquí me gustaría aclarar que no es utilizo el término en un sentido despectivo, sino como una remembranza de que este país anteriormente tenía como principal producto exportador la banana.

Hasta aquí todo normal, nada fuera de lo común. Lo importante de la historia -y por lo cual me he decidido a escribirla- es que el señor Carlos M. Flores ha dejado de ser un simple y burdo funcionario público para convertirse en figura de todo el país. El motivo es que en las últimas semanas se ha visto involucrado en un caso de espionaje telefónico. Después de haber escuchado su voz en Internet y, leer sus declaraciones en diversos periódicos de circulación nacional, tenerlo frente a frente me hizo estremecer.

Hay que decir que Carlos M. Flores no es un diputado común. Entre sus múltiples conversaciones cuenta con amenazas de muerte, vínculos con el narcotráfico, y tantos otros actos de corrupción. Pero debo decir que ante todo, Carlos M. Flores es un magnífico compañero de vuelo. Mi viaje de la banana a mi hogar (la banana grande) duró apenas hora y cincuenta minutos. Pero esto no fue inconveniente para que Carlos M. Flores me explicara minuciosamente su teoría de cómo esa serie de llamadas eran benéficas para el país. "Al menos ya salimos en CNN" me dijo. ¿Qué podía yo responder? Puse mi mano sobre mi barbilla y asentí con la cabeza como aprobando lo que Carlos M. Flores acababa de escupir. Esperaba que el reloj pasara más rápido porque el aliento a whisky de avión del señor Carlos M. Flores comenzaba a marearme. Pero lo único que aumentó su velocidad fue la lengua del diputado.

En un momento me surgió un extraño interés por conocer su opinión sobre mi hogar. Su respuesta, inconfundible en los personajes de su estirpe fue: "mientras las bananas sigan dando..." Sin comentarios. Carlos M. Flores terminará sus dos años que le restan como diputado, y seguramente las bananas seguirán saliendo.


P.S. No se molesten en buscar particularmente Carlos M. Flores en Google. Lo mismo da buscar Pablo G. Alvarez, Diego F. de Cevallos, Emilio G. Patrón, Jorge K. Macari, o cualquier otro legislador.

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