domingo, 25 de noviembre de 2007

La complejidad del balón


Es difícil expresar lo que "el deporte más hermoso del mundo" ó "el juego del hombre" como algunos han denominado al futbol genera. Muchos han hablado de amor debido a que la actividad provoca los sentimientos más extremos que una persona puede sentir. Desde el repudio ejemplificado en los grupos antifutbol que existen en diversos países -principalmente- europeos ó latinoamericanos, hasta las muestras de pasión de los aficionados alrededor del mundo.


En mi caso debo declararme perteneciente a la segunda rama, es decir, entre los que grita y llora cuando gana su equipo predilecto, o lanza algún objeto y rompe algúuno otro cuando pierde. He estado unido al deporte desde los 5 años en que comenzé a jugar. Pasé 18 años jugando hasta que una fuerte lesión me obligó a separarme del campo. Pero mi pasión no ha disminuido, y he podido observar ese sentimiento desde otro punto de vista. Para ello he dedicado muchas horas de mis fines de semana en campos infantiles observando las reacciones de los padres ante los aciertos y errores de sus hijos. Así mismo, he pasado por varios estadios profesionales intentando entender porqué una pequeña pelota es capaz de generar tanta pasión.


Después de haberle dado millones de vueltas al tema, me he dado cuenta de la respuesta que busco difícilmente podrá ser encontrada. Demasiadas variables que dificultan el análisis, y complican encontrar una correlación. Así que sin buscarle más explicaciones, me quedo con la frase de Galeano: "el domingo de futbol es el momento en que el hincha libera todas las frustraciones de la semana" .

3 comentarios:

K dijo...

Jamás entenderé la pasión de un sujeto por el futbol. Jamás lo entenderé, quizá, porque mi pasíon es distinta y nada tengo que ver con el deporte en general.

El sábado iba a ver a un amigo que hace tiempo no veía, le llamé para citarnos a las siete treinta. Me dijo que mejor a las nueve treinta porque iba a ver un partido de liguilla, para la semifinal. Le dije que lo disfrutara; aunque pensé: que se vaya a la chingada.

No entiendo la pasión por el futbol, no entiendo la gente que coleccionó su album del mundial, no entiendo pero si algo tiene bueno el futbol, como muchas otras actividades: es la posibilidad de beber y eso siempre reconforta...

MaBz dijo...

El futbol tiene una esencia que lo hace irresistible. Es multifacético y tiene millones de rostros. Es democrático, burgués, populachero, comerciante, burócrata, socializador, inspirador. Puede tomar casi cualquier figura, principalmente por las pocas restricciones que tiene para poder ingresar a verlo o practicarlo.

Millones de seres humanos lo pueden jugar, pues sólo basta con poder caminar. Esto provoca que todos aquellos que hayamos tocado un balón con el pie (sin importar lo diestros que fuimos) comprendamos a plenitud la complejidad de llevarse a 5 rivales como Messi, de lograr un gol de chilena como Hugo Sánchez, o de atajar un balón imposible como Memo Ochoa. Comprendemos el juego y su complejidad.

La mayoría distinguimos entre una gran jugada y una de rutina, entre un golazo y un gol afortunado, entre una falta táctica y una entrada criminal. El fútbol nace, a diferencia de otros deportes, en un sinfin de lugares. La diferencia en la manera de aprenderlo en distintos lugares del mundo tiene únicamente diferentes detalles menores. Un niño que viva en la riviera francesa juega con la pelota como un niño en la Sierra de Guerrero o en las fabelas de Rio de Janeiro, siendo la única diferencia la textura y marca del balón. Ambos tienen la capacidad inicial de hacer jugadas parecidas, e incluso es más probable que el de las fabelas llegue más lejos que el francés (no voy a ahondar en explicaciones sobre por qué se da esto).

El futbol adopta figuras diversas que cada quien ve como gusta hacerlo, y eso hace que nos sintamos emocionados al verlo. Otros deportes no tienen la simpleza de poder jugarse únicamente con dos piedras que simulen una portería, y un balón (o en el peor de los casos con una piedrita o un envase de frutsi) al cual patear. No es necesario tener más instrumentos como una cancha con medidas estrictas (beisbol), un juez que determine cada jugada (tae kwon do), una canasta a determinada altura (basquet), una red de determinado material con los postes de la cual colgarla a distancias específicas (volley), un balón difícilmente imitable (futbol americano) una raqueta (tenis) o una amplia instrucción en academias (esgrima o algún otro).

Quizás en otros siglos, cuando todas las personas (excepto quizás los campesinos de algunas regiones) hayan tenido espadas en sus hogares y guerras al por mayor, la lucha habría sido más emocionante que sólo patear un balón. En este siglo, el futbol permite la emoción de identidad necesaria para el ser humano (destacar aquello que te hace distinto del de enfrente) sin correr riesgos. La vida está asegurada y permite la misma adrenalina que una guerra, donde la vida que se buscaba preservar era la nacional, pues la personal estaba perdida. El futbol da esa emoción sin riesgo a perder territorio, familiares o la vida, pues simplemente es un juego.

Cho dijo...

Ojalá y escribas más seguido, con eso de que ya te agregué a mis blogs favoritos en el mío.